¿Qué es la violencia doméstica?
La violencia doméstica puede ser física, psicológica, sexual o económica. Se da en parejas o familias: entre cónyuges o personas que son o fueron pareja. No importa si conviven o no. La violencia entre padres e hijos u otros miembros de la familia, como hermanos, abuelos, tíos, también se considera violencia doméstica.
Hay muchos tipos de violencia doméstica. A menudo se producen varios tipos al mismo tiempo.
A modo de ejemplo: pegar, amenazar, insultar, intimidar, asfixiar, encerrar en casa, tirar de los pelos, controlar, prohibir las llamadas telefónicas, forzar las relaciones sexuales, obligar a casarse, privar de dinero, desatender.
La violencia doméstica a menudo es un ciclo de tres etapas. Se desarrolla como una espiral que gira cada vez más rápido. Empieza con tensiones en una relación. A continuación estalla la violencia. Después vienen la calma, la reconciliación y los remordimientos. Luego las tensiones vuelven a aumentar y la violencia estalla de nuevo. Salir de un ciclo de violencia es difícil y casi imposible sin apoyo. Es importante buscar ayuda.
Una forma particular de violencia doméstica es la violencia post-separación. Una separación conlleva un cambio drástico en la vida. Antes, durante y después de una separación, el riesgo de sufrir violencia doméstica aumenta considerablemente. Incluso en las relaciones que no sufren de graves conflictos de pareja y violencia doméstica, puede producirse violencia en situaciones de separación. Los conflictos asociados a la separación pueden agravarse y desembocar en violencia grave o mortal. En situaciones de separación es importante que los afectados busquen apoyo.